El Tequila ha sido protegido como patrimonio mexicano desde 1949 con la creación de la primera Norma del Tequila (NOM 006). En 1974 obtuvo la primera Declaratoria de Denominación de Origen en México, delimitando regiones donde el medio geográfico y humano garantizan su autenticidad.
La región principal se encuentra en Jalisco, donde se permite cultivar Agave Azul y producir Tequila en todos sus municipios. Además, incluye áreas específicas en Nayarit, Michoacán, Guanajuato y Tamaulipas, extendiendo esta tradición a regiones con características naturales similares, que aseguran la autenticidad del destilado.
En 2022, la exportación alcanzó cifras récord: 416.8 millones de litros viajaron a más de 120 países, representando a México y su historia en cada botella.
El Tequila es símbolo de México en el mundo gracias a miles de personas apasionadas y comprometidas con su producción. Este fervor se refleja en documentos e instituciones que resguardan su valor cultural, económico y ambiental, como la Denominación de Origen, respaldada por el Consejo Regulador del Tequila. Este organismo garantiza que cada gota sea auténtica, sin importar en qué parte del mundo se disfrute.
En 2006, la UNESCO declaró el paisaje agavero y las antiguas instalaciones industriales de Tequila como Patrimonio de la Humanidad. Este escenario único es testigo de historias que han moldeado la identidad de Jalisco y de México. La declaratoria es, además, un llamado colectivo a cuidar este paisaje frente a los retos ambientales y climáticos, ya que su belleza incomparable merece ser preservada y promovida para las futuras generaciones.
El alambique es una herramienta ancestral que transforma una sustancia en otra, símbolo de nuestro mestizaje. Introducido a América con los conquistadores, permitió convertir el Agave Azul en Tequila. Este proceso requiere diversas etapas, narradas aquí a través de las manos artesanas de Jalisco. Al igual que la piña del agave se transforma, al final del recorrido seremos conocedoras del destilado más emblemático de México.
En México existen más de 200 especies de agave, pero solo una fue elegida para dar vida al Tequila: el Agave tequilana Weber, conocido popularmente como Agave Azul. Esta planta majestuosa simboliza fortaleza, con hojas resistentes, un corazón jugoso y nutritivo, y la capacidad de reproducirse gracias a sus hijuelos y flores espectaculares. Estas cualidades únicas permiten que el mundo disfrute de una de las bebidas más representativas de México.
Solo existe una región en todo el planeta donde se puede producir Tequila: México. Principalmente, en los campos que rodean la laguna de Chapala y sus afluentes, como los ríos Zula y Santiago. Para entender las características tan especiales de esta región, debemos remontarnos a una historia geológica de miles de millones de años, que explica la composición de la superficie terrestre y sus minerales, únicos para el crecimiento del Agave Azul.
El Tequila se disfruta con todos los sentidos, pero el olfato tiene un papel especial. La diversidad y profundidad de sus aromas revelan la riqueza de sabores que acompañan a esta bebida mexicana. A través del olfato, nos adentramos en los procesos que equilibran la fermentación, la cocción del Agave Azul, su maduración y destilación, descubriendo los secretos que hacen del Tequila una experiencia inolvidable.